90 ANIVERSARIO DE LA GENERACION DEL 28


90 ANIVERSARIO DE LA GENERACIÓN DEL 28 / UCV-ESCUELA DE HISTORIA


Primera sesión: martes 17 de abril de 2018.

 Sala de Lectura de la Escuela de Historia

Resumen de ponencias: Prof. Daniel Terán Solano

AGUSTÍN ARZOLA, Director de la Escuela de Historia UCV. ÉLIAS PINO ITURRIETA, Academia Nacional de la Historia. TOMÁS STRAKA, Academia Nacional de la Historia. ALBERTO NAVAS, Escuela de Historia UCV. 

ELÍAS PINO ITURRIETA: Licenciado en Historia (UCV) y Doctor en Historia (Colegio de México) Profesor titular jubilado de la UCV y la UCAB. Individuo de número de la Academia Nacional de la Historia. Fue Decano de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV, Director del Instituto de Estudios Hispanoamericanos-UCV; Director del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, CELARG; Director del Instituto de Investigaciones Históricas de la UCAB. Autor de una abundante obra historiográfica, destacando: La mentalidad venezolana de la emancipación; Positivismo y gomecismo; Contra lujuria, castidad; Venezuela metida en cintura, 1899-1945; Ideas de los primeros venezolanos; Venezuela: país archipiélago; El Divino Bolívar; Nada sino un hombre, entre otras. Ha sido compilador de obras colectivas como: Juan Vicente Gómez y su época; Historia mínima de Venezuela; Quimeras de amor, honor y pecado en el siglo XVIII venezolano; La Cultura en Venezuela: Historia mínima, entre otros. Actualmente es editor del diario El Nacional.
Resumen de su ponencia: Don Elías Pino Iturrieta disertó sobre el uso del término de “generación” para el uso histórico, explicando que sus orígenes se remontan a la sociología y al impacto que tuvo en Hispanoamérica su utilización por el filósofo español José Ortega y Gaset, y aunque puede ser un término ya superado y anacrónico, tuvo su impacto para identificar a un elenco político que tuvo su aparición en la Venezuela gomecista y que con su accionar inesperado, para ellos y el régimen terminarían cambiando la faz del siglo XX. Así, Don Elías Pino se encarga de narrar y analizar el proceso de dicha generación, explicando que inicialmente no había nada de subversivo ni revolucionario en las acciones de los universitarios, y por lo tanto se ha ido creando un halo de leyenda y mitología. El profesor Pino Iturrieta, recuerda que él estudio en la Escuela de Historia en los años 60 del siglo XX y uno de sus maestros fue Joaquín Gabaldón Márquez, quien fue miembro activo de la Generación del 28 y testigo de excepción de aquellos sucesos, y que éste fue autor de un texto que recoge las impresiones de los protagonistas de ese entonces (se trata del libro Memoria y cuenta de la Generación del 28) y allí están las palabras de Isaac Pardo, quien calificó lo sucedido de la siguiente manera: “El general Gómez nos metió presos, y también nos metió en la Historia”. El profesor Pino Iturrieta, recoge pues estas palabras para explicar entonces la trascendencia de dicha Generación, al narrar y analizar que tras la travesura inicial de los estudiantes universitarios, donde no tienen planteado nada realmente político, ni subversivo ni revolucionario, pero luego del primer susto inicial, por la destemplada respuesta del gomecismo (meter presos a los líderes del movimiento estudiantil en el Castillo de Puerto Cabello como si fueran presos políticos) éstos empiezan a tomar conciencia de su desafío a la dictadura, y se niegan a firmar una carta de perdón al dictador Gómez y aceptan ir nuevamente a la prisión. Ahí es cuando se unen abiertamente a conspirar, cuando van ahora a la prisión a sufrir los horrores de la represión y la muerte, y especialmente cuando van al exilio, actividad que será para ellos una escuela que les enseñará cómo es la política en el mundo, cómo son las ideologías existentes y qué es lo que se debe hacer para organizarse socialmente. Por eso, tras la muerte de Gómez en 1935, la Generación del 28 regresará del exilio para empezar a ocuparse de la modernidad de Venezuela, en sus distintas áreas, no sólo la política. Siendo lo que hemos visto como evolución social e institucional en el país a partir de 1936, 1945 y especialmente 1958, una hechura completa de los miembros de la Generación del 28.


TOMÁS STRAKA MEDINA: Profesor de Geografía e Historia (Universidad Pedagógica Experimental Libertador-Instituto Pedagógico de Caracas, UPEL-IPC) con Maestría de Historia de Venezuela (UCV) y Doctorado en Historia (UCAB) Individuo de número de la Academia Nacional de la Historia. Docente en pregrado y postgrado la Universidad Católica Andrés Bello. Ha sido profesor invitado en la UCV, la UPEL y la UNIMET. Es director de las Maestrías de Historia en la UCAB. Investigador activo del Instituto de Investigaciones Históricas de la UCAB. Autor de una importante obra historiográfica, entre las que destacan los títulos: La voz de los vencidos: ideas del partido realista en Venezuela; Hechos y gentes: Historia contemporánea de Venezuela; Un reino para este mundo: Catolicismo y republicanismo en Venezuela; Las alas de Ícaro: investigación sobre los orígenes republicanos de Venezuela; La épica del desencanto; La República fragmentada, entre otros. Es coordinador de la Jornadas de Historia y Religión de la UCAB, que se celebran anualmente desde hace 15 años.
Resumen de su ponencia: El Profesor Straka comentó que su presencia en el evento era similar a la de un “bateador emergente” pues no se esperaba que pudiera llegar el profesor Pino, y la presencia de éste último lo puso en un gran compromiso pues, él venía a hablar justamente de una de las obras del profesor Pino: Venezuela metida en cintura, 1899-1945, que habla precisamente de la larga permanencia en el poder de los generales andinos. En este sentido explicó el profesor Straka los principales elementos que caracterizaron y definieron el régimen gomecista, cómo surgió, cómo se mantuvo y especialmente cómo se mostró tan estable y longevo. Destacó el profesor Straka el importante papel de centralización que realizó el gomecismo, poniendo fin a las autonomías que fomentaban la anarquía y debilitaban al poder central; por otra parte explicó el sistema de reforma económica-fiscal que se haría con el apoyo de Ramón Cárdenas para mejorar la recaudación de impuestos, que le proporcionaría al gomencismo una fuerte base estable; de igual manera se habló del importante papel del Ejército como institución del Estado para imponerse en todo el país y facilitar la dominación gomecista. También mereció especial mención la red de carreteras que facilitaron el traslado a casi todos los rincones del país del ejército gomecista y cómo ellas terminaron de integrar física y territorialmente a una nación que desde los tiempos de la independencia estaba aislada e inconexa. Finalmente se destaca el papel del petróleo, que termina de fortalecer y fortificar al régimen gomecista al permitirle ingresos fabulosos y además el apoyo de potencias extranjeras que no desean un nuevo país inestable como México (en plena revolución durante una década). Bajo ese cuadro se puede apreciar que el gomecismo era un sistema poderosísimo y prácticamente imposible de derrocar, sin embargo, con lo sucedido con la Generación del 28, éste logro por primera vez en su historia tambalearse. Por eso destaca allí el profesor Straka la enorme importancia de la Generación estudiantil, que sin proponerse nada concreto ni premeditado contra la dictadura de Gómez, que ya rozaba los 20 años, terminan un grupo de desconocidos jóvenes como Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, poner en aprietos a un régimen tan veterano como el gomecista, porque “les cambiaron la seña”. Ya no eran los caudillos de siempre que se alzaban armadamente, eran jóvenes que terminaban anhelando algo que aquí no existía y aunque en efecto no terminaron derrocando a Gómez, sí terminarían derrocando al gomecismo. ¿Cómo? Con esa “escuela” que fue el exilio. Esos jóvenes que venían de Caracas o del interior y casi no conocían nada del mundo exterior, terminan en México, La Habana, Barcelona, Nueva York, París o en países cercanos como Colombia y Costa Rica, y se ponen a conocer de ideologías, sindicatos, movimiento de masas y partidos. El camino para el cambio histórico tras la muerte de Gómez ya estaba servido.

ALBERTO NAVAS BLANCO: Licenciado en Historia (UCV) y Doctor en Ciencias Políticas (UCV) Es profesor titular jubilado de la Universidad Central de Venezuela. Y profesor invitado en la Universidad Católica Andrés Bello. Ha sido director de la Escuela de Historia de la UCV por dos ocasiones; Decano encargado de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV y Coordinador Académico de dicha Facultad; Director del Archivo Histórico Universitario (UCV) Es autor de una dilatada obra académica entre las que destacan: Las elecciones presidenciales en Venezuela del siglo XIX: 1830-1854; el comportamiento. Electoral a fines del siglo XIX venezolano, La Rotunda de Caracas: configuración del Estado como aparato de violencia, 1840-1936, Venezuela: un conflictivo proyecto ilustrado, Reseña histórica de las sedes de la Universidad Central de Venezuela, 1721-2001 y Presidentes ucevistas. Actualmente es miembro de la Comisión preparatoria de los 300 años de la Universidad Central de Venezuela.
Resumen de su ponencia: El profesor Navas Blanco en su condición de investigador de la historia ucevista quiso reflexionar sobre la incidencia de los hechos de febrero de 1928 en la vida universitaria, así como su impacto e influencia en la Historia política venezolana del siglo XX. Recordó el profesor Navas que la UCV venía de afrontar una larga historia de opresión tiránica desde Guzmán Blanco (en 1870) cuando perdió su autonomía financiera y administrativa, y el Gobierno nacional intervenía en la designación de los rectores. Bajo esa forma de actuar, no era extraño que el gomecismo apretara su puño contra la Universidad, pues de hecho, entre 1912 y 1922, la UCV estuvo cerrada por orden del gobierno de J.V. Gómez. En ese contexto, en 1928, cuando los jóvenes estudiantes se organizan en una Federación, eligen una directiva, donde Raúl Leoni es escogido presidente y organizan un conjunto de celebraciones para el carnaval de ese año para así reunir fondos y libros para montar la “Casa de Bello”, una sede para la Federación de Estudiantes de Venezuela (la FEV) y albergue para los estudiantes pobres o del interior del país. La intervención del poeta marxista Pío Tamayo y los discursos encendidos de los dirigentes Jóvito Villalaba y Rómulo Betancourt, caldean los ánimos y colman la paciencia de la dictadura, que detiene a los líderes y luego acepta la entrega voluntaria de otros cientos de estudiantes en solidaridad con sus otros compañeros presos. Este gesto insólito, nunca antes visto en la Historia universitaria, abrió el camino para que esos muchachos idealistas pronto pasaran de la juventud o más bien la infancia, a la adultez. Porque la dura prueba que les hizo pasar el gomecismo con la cárcel, la tortura o el destierro los haría finalmente hombres. Fue una prueba dura, que algunos no aguantaron, pero un número significativo aguantó con hidalguía el sacrificio y vendrían a poner las bases de la Venezuela moderna. De esa generación no sólo saldrían políticos, sino también tres presidentes de la república y numerosos profesionales de distintas áreas (médicos, poetas, abogados, periodistas y escritores) que contribuirían a darle un cambio al país. Todos estos hechos ratifican la importancia de la Universidad Central en la Historia nacional, pues recordó el profesor Navas, desde la independencia, a lo largo de todo siglo XIX bajo dictadores y caudillos, y en todo el siglo XX, los universitarios han tenido un papel destacado en las grandes luchas del país por las libertades. Asimismo recordó el profesor Navas que en los actuales momentos, donde la Universidad vive una de sus horas más negras, a través de una intervención judicial promovida por el gobierno, así como un cerco presupuestario que han hecho que sus aulas estén vaciándose y sus profesores yéndose a buscar otros empleos, es que el ejemplo de resistencia y de lucha de lo que siempre han hecho gala los ucevistas, debe volver a manifestarse, y que la Escuela de Historia tengan en consecuencia, profesionales independientes y críticos que sepan hacer una historia seria y analítica y no propagandística ni panfletaria. 
De izquierda a derecha: Elías Pino Iturrieta, Alberto Navas Blanco, Tomás Straka Medina y Agustín Arzola

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